18 dic 2012

Nadar en nada



La intemperie que cobija mi cuarto abre sus fauces cada noche, no perdona los minúsculos vaivenes del día muerto, toma cual presa fácil mi razón, desmenuzando cada partitura donde llevó nota del racimo de motivos que me permiten aún vivir.
Sea esa esperanza un brote fértil o no nunca podré saberlo, a medida que entra la noche, los poros más obscuros de mi ser toman su real dimensión, despojan la fétida carne donde moro de toda utilidad y lijan prolijamente mi cordura.
Estos breves instantes de lucidez que aún poseo me permiten intentar un último acercamiento al mundo y la cordura, aquella tan útil para recorrerlo pleno de confianza, por eso la presente tiene cuerpo físico, o eso creo, aún creo en poder dominar la bestia, los miedos que agigantan esa voluptuosa y amorfa aura que me transforma en un ser nimio, despreciable, incapaz de manejar en modo lógico la belleza desplegada al llegar la noche.
Algunas noches atrás cuando me apropie de la piel de un cuerpo, al hacer mía sus necesidades y satisfacer esos reclamos de quiméricos nirvanas del placer supuse haber dado muerte a ese aura maldito que me acojona, el paso de los minutos (siglos cuando nos cuarteamos en cada uno de ellos) sólo vino a recordarme lo improbable del asunto.
Bien podía un cuerpo ser devorado por Morfeo y sonreír plácidamente entre sueños, despuntar en ellos las prácticas sexuales permitidas y por permitir al despertar, y pese a ello encontrarme yo en el mutismo de mi muerte, respirarla mientras resopla en mi nuca lo que intuyo como mi muerte.
Pero luego, unos segundos más tarde, cuando voy y vengo en un letargo sólo digno de un limbo, noto la sutileza, esa respiración que nuevamente nace, y el proceso se repite.
Mientras a mi lado la belleza hecha piel que me acompaña desconoce esta parte del mundo. De mi mundo, aquella que cada noche me demuestra lo sencillo que es nadar en nada.

3 comentarios:

quherida dijo...

Esto es muy solo

Marina dijo...

Hacía mucho que no leía una entrada tan bonita y tan bien escrita en un blog. Me ha encantado, de verdad, y te entiendo más de lo que podrías creer. No te conozco, he entrado por casualidad, pero leerte ha sido lo mejor que he hecho en todo el día. Eso te lo puedo asegurar. Puedo leerte entre líneas, eso me gusta. Un último apunte: nadar en nada es muy complicado, pocos saben hacerlo. :)

Un abrazo muy sentido, desde la otra pantalla de ordenador.

Alma.

---W--- dijo...

Grax x 2.
Muchas
(la entrada tenia un juego extra, el color de las letras publicadas debia ser el mismo al fondo, ergo, no serian vistas, no pude lograr tal asunto con las posibilidades de blogger)